Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, arzobispo de San Juan de Cuyo (Argentina) y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)
Este domingo en muchas calles de nuestro país se ve gente con ramos de olivo en las manos. Niños, personas mayores, familias, jóvenes. En varias Parroquias y Capillas es una de las fiestas religiosas de mayor asistencia de fieles.
Estamos ante la puerta de la Semana Santa. Jesús quiere tomarnos de la mano para caminar juntos en estos días, y mostrarnos cuánto nos ama.
Hoy conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén, ocasión en que muchos salieron a su encuentro con aclamaciones y alabanzas. El pueblo hizo fiesta y expresó su alegría alfombrando el piso con mantos y ramas. Es el Mesías que viene a salvar a su pueblo. Pero no entra como un Rey poderoso en un caballo brioso y rodeado de fuertes soldados, generando miedo a su paso. Es un Rey de Paz, montado en un burro y acompañado por sus discípulos, hombres y mujeres humildes y sencillos. No salen a recibirlo las autoridades políticas y religiosas reconocidas, sino los pobres, los vecinos, los niños…
No entra con despliegue de poder para dominar o infundir temor, sino para servir y dar la vida. Jesús entra alegre rodeado de su pueblo.
Celebrar hoy esta fiesta no es una cuestión del pasado, como evocar alguna batalla, o el cruce de los Andes. Es hacer memoria y actualizar sus frutos. Una poesía que escuché hace unos años decía “La Pasión sucede hoy”: en nuestros hermanos, en nuestra vida, en cada celebración. Podemos decir también “La Pasión sucede hoy y en vos”.
Por un lado recordamos acontecimientos históricos sucedidos que no son una novela o fábula, sino narraciones de dramas y tensiones que pusieron al descubierto las intenciones ocultas en el corazón de muchos. Escribas y fariseos, autoridades políticas y militares, discípulos y seguidores, envidiosos y enemigos, adherentes ocasionales, su Madre, los apóstoles.
Pero no sólo hacemos memoria; también celebramos. Esos acontecimientos se actualizan sacramentalmente. El mismo Jesús presente en sus ministros y en la comunidad cristiana vuelve a realizar lo sucedido en Jerusalén. No es simplemente una teatralización que se repite año tras año, sino actualización de la Pascua.
Estamos como en el umbral de una puerta. Podemos dar el paso para entrar o quedarnos a mirar desde afuera. Jesús quiere que entremos en su vida, y Él pasar a tu corazón.
Tal vez debemos optar entre ser turistas o peregrinos. El primero está de paso, sólo mira para aprender o tomar una foto. Tal vez hasta se admira de una belleza, pero su vida está en otro lado. El peregrino, en cambio, se compromete, entra en comunión, vibra espiritualmente, busca un encuentro que libera.
Te deseo que esta Semana Santa que estamos comenzando no se te pierda. Vos no la pases de largo. Aprovechá para ir a la Iglesia, sumarte a las celebraciones. Hay muchas propagandas centradas en el consumismo. Que no te distraigan de lo más importante.
Tenemos estos días para la oración, la reflexión; para ver y escuchar, para celebrar la fe; para renovar la alegría de ser hijos de Dios.
Acercate hoy a alguna de las misas. Escuchá con corazón dispuesto la Palabra de Dios. Si traés un ramo de olivo bendito a casa, colocalo junto a la cruz o a alguna imagen, y que al mirarla durante el año te recuerde que aclamaste a Jesús como Rey.
La Semana Santa que estamos comenzando nos muestra que el Amor de Dios es inconmovible. No pasará jamás.
Hoy 2 de abril conmemoramos el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Muchos compatriotas nuestros dieron la vida durante el conflicto; otros combatieron y nos dan su testimonio ante los desgarros de la guerra. Valoremos su entrega. Recemos por ellos y sus familias.
Recemos también por la plena recuperación del Papa Francisco, para que pronto pueda retomar sus actividades habituales, que tanto bien nos hacen.